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Porque el Mundo es Redondo

Perenne y para siempre

El viento primaveral arraiga en nuestras vivencias, semilla de lo eterno en nosotros

23/07/2018 |21:19
Jgsamartin
La primavera besaba
suavemente la arboleda, 
y el verde nuevo brotaba 
como una verde humareda. 
Las nubes iban pasando 
sobre el campo juvenil... 
Yo vi en las hojas temblando 
las frescas lluvias de abril. 
Bajo ese almendro florido, 
todo cargado de flor 
—recordé—, yo he maldecido 
mi juventud sin amor. 
Hoy, en mitad de la vida, 
me he parado a meditar... 
¡Juventud nunca vivida, 
quién te volviera a soñar!

Antonio Machado - "La primavera besaba" (Galerías)

Es bajo el suave color del sol de nácar
cuando contemplo la dulzura de tus ramas,
tu leño siempre joven y tu follaje nuevo.
Hemos crecido juntos,
grisáceos tus anhelos brillaban en mis brazos,
y el pueril reflejo de tus flores en mis ojos,
tras un invierno blanco y de poesía.

Palidece la ciudad y el campo vibra
y al deslizar sobre el ambiente onírico tu cuerpo
el viento primaveral retorna golondrinas,
a la marmota  desvelas y en susurros
traes el agua viva
desde las cumbres nevadas,
blancas como tu olor, almendro amigo
en las veladas y en los sueños, compañero.

Uno son la lluvia y el rocío,
sobre el cielo, mi iris, un arco,
tus colores, los del mundo, reflejados.
Hoy es esa tarde verde de domingo,
en tu inmensidad pequeña, los pájaros cantaban
y sobre la tierra virgen, bajo tu sombra con huecos,     
un olor a nuevo enjuagaba
mis lágrimas pasadas, mis esplines.

¿Quién alegrará los duros días
cuando no esté con nosotros tu torcido tronco?
¿Quién olerá la primavera
si no tus rosas pétalos sobre el campo aún desnudo?
¿Quién esperará?, ¿Quién sonreirá?,
¿Quién será capaz de decir algo
si ante la ventana de abril llovida
no consume tu fruto huecas horas
ni alimenta tu elegancia la esperanza?

Yo solo se,
que a la tarde encontraré cobijo,
cuando, tus hojas marchitas, recuerde
aquel florido almendro con sus ramas sonrientes.
Y nunca olvidaré
que encima nació vida, se engendraron esperanzas
que brilló la primavera como eterna, y el invierno
confundió tu flor con su copo frío
­­—ambas son poesía al fin y al cabo—.
Una sola cosa basta: ¡el almendro ha florecido
perennes pero para siempre son sus frutos!


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